sábado, 19 de diciembre de 2009

Nuestro hombre: Mike Amigorena

Gracias al protagónico en la exitosa tira Los exitosos Pells se convirtió en el hombre revelación del año. Controvertido, elegante y excéntrico habla -tras un largo tiempo sin dar notas- de su futuro incierto en la televisión y del romance con su ex compañera de elenco, Carla Peterson.
El habanito que tiene en su mano y que pita cada tanto con estilo es el único hábito que remite al glamoroso personaje que supo instalar en poco tiempo; rol del cual no reniega, pero se distancia con facilidad: “Soy un tipo tranquilo que sólo se lookea para jugar y divertirse”. Hoy, sin ganas de volver a la televisión, opta por un unipersonal (La noche antes de los bosques) que estrenará en enero en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza, la misma en donde hasta la semana pasada se presentaba Carla Peterson. ¿Romance? ¿Bebé en camino? Misterios que se anima a revelar en esta nota.



-¿Por qué después de Los exitosos Pells prácticamente desapareciste?
-Desaparecí porque no puedo hacer todo el tiempo televisión, no me gusta y hay que estar muy bien físicamente y anímicamente. No podría hacer como Carla, que protagonizó primero Lalola y enseguida entró a Los exitosos Pells. Sólo sería capaz de aceptar algo así si me ofrecieran hacer una especie de Show de Dick van Dyke, pero propio. No tengo en mente volver a la tevé en el próximo año. Quizá nunca regrese porque puedo vivir sin ella.

-Pero supongo que habrás recibido muchas ofertas después de Los Pells.
-No, para nada. Creo que no me convocan para ciertos programas porque saben que no los haría ni loco. No estaría en una novela de la tarde haciendo de galán, ni en Valientes. ¿Qué pito tocaría yo ahí? No me divierte. La realidad es que no doy costumbrista y me aburriría serlo.


-¿Por qué decidiste volver al teatro con La noche antes de los bosques?
-Hace bastante tiempo que quería hacer un unipersonal. Tardé en decidirme porque soy muy vago y me aburre leer. Pero la intuición me dijo que no podía no hacerla. La obra es profunda, sanadora y muy sensible.


-La pieza trata sobre la soledad, ¿te costaría mucho a los 37 años relegar tus espacios y apostar a una convivencia?
-No planifico ni pienso en eso. Obviamente no lo haría si fuese un martirio. Nunca en mi vida conviví, pero puedo intuir cómo es, entonces me rehúso. Es difícil porque se necesita mucho espacio y entendimiento, que por lo general, nadie lo encuentra. No me cautiva.


-¿Qué cosas te cautivan?
-Lo más esencial: la nada misma. Lo simple. Toda la parafernalia que existe alrededor de la tele está bueno, pero dura poco. Lo que me mueve es la sensibilidad y sencillez. Soy un pibe simple aunque parezca excéntrico.

-Pero pareciera que te sentís a gusto con todo este glamour.
-Lo tomo como un juego. Así soy, un día puedo estar de saco y corbata; y otro en remera; si no, me aburro. Me gusta adornarme. Si vas con un jean y una remera te relajás, si tenés algo más extravagante tenés que mostrarte, estar en pose. No me disgusta lookearme un ratito, pero después vuelo a casa y ya está. Es como el chop suey, me gusta, pero no lo como todos los días.


-¿Te ofrecieron hacer alguna campaña de ropa?
-No, raro (se lamenta). Me sorprende. Adoraría hacer una, pero ¡ojo! no de una marca súper clásica y menos mostrando el zapatito como Messi. Aunque, pensándolo bien, no estaría mal porque sé que pagan muy bien (risas). Igual no me van a llamar porque ni ahí doy con el perfil.


-Sos el único actor argentino del elenco del film Tetro de Francis Ford Coppola que vio la película, ¿qué opinión tenés al respecto?
-Muy linda la fotografía y los protagonistas están muy bien, después nosotros estamos un poco sobreactuados, pero se ve que eso era lo que buscaba el director. Es pintoresco lo que hacemos, nada delicado.


-¿Ustedes sabían que estaban haciendo eso?
-No. Él jamás nos decía nada. No hablaba, era todo muy raro. Fue bueno porque nos dejó hacer, pero por otro lado, no sabíamos qué estábamos haciendo. Pero bueno, la vi en Nueva York y garpa leer tu nombre en los títulos. Me sentí Sean Penn.


-¿Te gustaría trabajar en Hollywood?
-Sí, pero me tendrían que venir a buscar, no haría ni un trámite para ir, soy muy vago y en lo único que pienso es en comer y rascarme. Me encantaría ganarme un Oscar, pero sin mover un dedo. Igual, ya estoy hecho y me podría morir mañana sin ningún problema.


-¿Cómo tomaste todo el revuelo que se armó con la declaración de amor que le hiciste a Carla públicamente?
-Eso fue una huevada, una tontera. Sé que le interesa a la gente… pero ya pasó. Tuve ganas de hacerlo y lo hice, tan simple como eso.


-¿Por qué ninguno de los dos después de ese episodio salió a hablar del tema?
-Es algo muy íntimo y privado. Metí la gamba, pero ya está, más no voy a hablar. No me interesa. Me da mucho pudor. Te digo que estamos bien, pero nada más. Creo que se pierde la sensualidad, el erotismo y el misterio si hablo. Se esfuma mi fantasía. Contar más es matar la pasión. Además, esto puede ser visto como una falta de respeto hacía la otra persona, más en el caso de Carla, que es súper discreta. Yo hablo aunque sea muy poquito, ella nada.


-¿Y tenés ganas de convertirte en padre?
(Piensa) Sí, creo que sí. Estaría bueno, pero por otro lado soy muy cómodo y tendría que cambiar mi vida por completo. No sé, quizá más adelante. Sinceramente no es algo que me desvela, pero bueno, me gustaría, como el Oscar.



Fuente: Revista Luz (06/12/09)






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ambulancia