lunes, 13 de diciembre de 2010

"Quiero cantar en River"



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El actor, que estrena espectáculo con su banda "Ambulancia", cuenta por dónde pasa su plenitud y revela por qué no lo "abatata" la fama. "Lo único que persigo es divertirme. Es casi infantil", dice.

Por Mauro Fulco

En camisa blanca de mangas cortadas y shortcito de jean, Mike Amigorena transmite la misma seguridad que trajeado Travolta style. Por las respuestas y la prestancia del entrevistado, la nota podría hacerse en la Costa Azul, en una terraza que mire al Mediterráneo. El atuendo elegido para las fotos da cuenta de ese garbo europeo. Pero, no. Estamos en Chacarita, en una casa antigua que "Ambulancia", el grupo de rock comandado por el actor, utiliza para ensayar y preparar los temas para sus shows del 13/14 de diciembre, en el ND Ateneo. Hace calor, y en el barrio el calor obliga al short cortado y los bíceps al aire.

Amigorena se toma sus tiempos para responder. Repregunta si no entiende. Analiza cada palabra. Corrige si es necesario. Por momentos se pierde: "Soy muy disperso", se excusa. Puede contestar con un monosílabo o –por el contrario– explayarse con detalle. Demuestra calma, la misma que mantiene ante los micrófonos. "Me canso de estar muy expuesto –explica–. Cuando me expongo mucho, me llamo a resguardo. El año que viene haré televisión. Primero está ‘Hamlet’ en teatro".

—No tiene ansiedad por convertirse en objeto de nota.

—Una cosa no tiene que ver con la otra. Yo no soy objeto de nota. Hago mi trabajo, lo muestro y, una vez que lo mostré, me guardo. Lo que hago es para la gente; ¿para que se critique?, ¡qué sé yo!, ¡qué hagan lo que quieran!

—¿Nunca le importó la crítica?

—No, porque estoy seguro de mí mismo. Si quieren criticar, los escucho, pero nada más.

—Aprendió a reírse de la situación.

—Lo llevo con naturalidad. Es algo muy orgánico. Si tengo ganas lo hago, si no, no. Si me divierte lo hago.

—Sigue siendo el motor.

—Sí, ése es el parámetro. Trato de hacer lo que quiero.

— ¿Se le cerraron puertas?

—No, no tengo idea. No me enteré. No tengo problemas para trabajar. Me adecuo a la propuesta, siempre y cuando tenga determinados componentes que me den seguridad.

Beatle. Fin de la primera parte de la entrevista. Como si estuviera dividida en actos, como en una mala comedia, Mike Amigorena (nacido en Mendoza como Ricardo Luis) comienza a explayarse. Asegura que no le importan demasiado las opiniones ajenas, que las respeta pero que no se somete a ellas.

—¿Los premios, sí le importan? ¿Le hacen mella?

—Claro que me gustan, me encantan los premios, y me encanta ganarlos. Si los pierdo, bueno. No está bueno ganar siempre.

—¿Cómo es eso?

—¿A quién no le gusta ganar un premio al que estás ternado? Pero, imaginate ganar siempre, sería como Schumacher. Está bueno que otros ganen y también se sientan gratificados. Si lo ganás, te olvidás y si lo perdés también. No pasa por un objeto o una circunstancia, ¡bah!, sí depende de una circunstancia, pero muy corta. Es efímero ganar o perder. La plenitud es independiente de eso, no pasa por eso, por eso es circunstancial.

—Desde lo laboral, ¿por dónde pasa su plenitud?

—Ya la tengo hace mucho. Hacer Ambulancia, "Hamlet". Me estimula. No hay otra cosa.

—Pero, son dos propuestas disímiles.

—Nada me gusta como "Ambulancia", como cantar. Profesionalmente estoy sobrado. No lleno, sobrado. Eso no es tan bueno porque tal vez te desmotiva.

—¿Cuál es la zanahoria que persigue?

—Lo único que persigo es divertirme. Es así. Es casi infantil.

—No tiene ganas de ser un beatle.

—Voy hacia eso. Si pasa, bien. Quiero cantar en River, pero si no se da estoy hecho igual. Con menos que el Ateneo estoy hecho.

Ambulancia es la propuesta musical en la que seis actores (el propio Amigorena, Muriel Santa Ana, Víctor Malagrino, Mariano Torre, Julián Villar y Luciano Bonanno) interpretan canciones clásicas del pop y del rock con un estilo musical diferente. El último espectáculo se llama "Rock Vitraux". Mike Amigorena explica el porqué del bautismo: "Se llama así porque lo vivimos como una mezcla de colores. Cada color sería una raza, un lenguaje y está más presente el rock. Somos más una banda mezclando otras texturas y haciendo hincapié en lo musical".

Las ganas. Un principio vector dirigió la vida artística de Mike Amigorena: las ganas. Ganas de hacer o falta de ganas. Pero no todas son rosas en el camino de esa elección. Una cosa es mantener esa opción desde la comodidad de la fama bien ganada, de los contratos elevados o los guionistas que escriben pensando en uno. Otra bien distinta es desde aquel que deambula castings y paga un alquiler.

—¿Cómo era conducirse con el parámetro "me gusta o no me gusta" antes de la fama?

—Era un martirio. Le puse mucho huevo. Otra cosa no puedo hacer. Y además siempre tuve la convicción de que me iba a ir bien, de que iba a vivir de lo que yo era. No sé cómo. No sé nada de nada. No te puedo decir qué sé: lo sé. Jamás podría hacer algo diferente, no tengo cosas escritas. Hago. Lo que hago lo podés ver. Es así, pero no me pidas que te explique qué hago. Son trucos.

—¿La fama le llegó más tarde por ese motivo?

—Uno está en otro lugar. No te abatata la fama. Un tipo que te pinta la pared todos los días durante diez años y no le dan nada. Si durante 10 años lo hace, dale la pared por lo menos. A mí esto me agarró más grande. Tengo 38 años, me vine a los 19. ¿Qué me va a pasar que no me haya pasado? No conocí el infierno, porque viví una vida deliciosa, pero viví todo lo que tenía que vivir, y eso te hace infalible en lo que emprendas.

—¿Qué enseñanza le dejó?

—Aprendés lo que cuesta. Te lleva 10 años, lo que le lleva a un abogado ser un abogado bueno. Mientras vas aprendiendo a caminar, conocés las calles. Si no tenés 10 años de vuelo en lo que hagas no sos bueno. Si no tenés ese tiempo como mínimo no vas a adquirir esa seguridad.

—En la tele suele suceder lo contrario.

—Por lo general son pocos y duran poco. El que llega de esa manera es producto de la evolución televisiva o de la industria del entretenimiento que, hoy por hoy, le da espacio a alguien que es tartamudo y por ahí se ubica como primera figura. Esa es la miseria y no se puede controlar. Y lo que dura es eso, hasta que no es más sorpresa. Después, esa gente no sabe administrar sus misterios y les explota la cabeza. Imaginate hacer "Pells" durante 3 años: te agarra bronca con el pibe, te agarra bronca con el canal. Te termina saliendo el tiro por el gatillo.

Fuente: http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=117844

Ambulancia