sábado, 19 de diciembre de 2009

La banda elástica


13.12.2009 Nacida como un proyecto de actores amigos, Ambulancia fusiona adecuadamente lo teatral con la música. Homenajean principalmente al pop de los ’80. Y tienen en Mike Amigorena a un líder indispensable.


La originalidad, si no fundamental, es un rasgo importante en el arte. Aunque hoy por hoy habría que tener en cuenta un par de elementos antes de otorgarle un valor positivo. En primera instancia, deberíamos coincidir en que ser original ya no es tan sencillo: ¿qué no se ha hecho o, al menos, intentado? Y en segunda instancia, la originalidad en exceso también se puede dar el lujo de producir algún tipo de esperpento que, precisamente, por novedoso y poco visto termine siendo ininteligible. Como cualquier herramienta, debe ser maniobrada con suma elegancia. Un paso en falso revelaría a esa originalidad como apenas un virtuosismo vacuo. Lo de Ambulancia en este sentido es más que encomiable.Ambulancia (sí, la banda de Mike Amigorena; sí, el protagonista de Los exitosos Pells) arranca desde el vamos en un lugar incómodo: precisamente están parados allí mismo donde ya se dijo todo. ¿Actores jugándola de cantantes? ¿Covers de viejos clásicos del rock y el pop con registro kitsch? ¿Parodia de los géneros musicales? Decíamos, ser originales es difícil en este tiempo. Sin embargo donde esta especie de Spinal Tap criollo que es Ambulancia sobresale es en la ubicuidad de la originalidad, en cómo no se exceden y hasta restan lugar a ese factor para que se luzca más la puesta en escena.La banda que tiene en Amigorena a su líder carismático nació hace unos años como el juego de un grupo de actores y amigos que se quisieron dar el gusto de hacer música: además se suman Muriel Santa Ana, Luciano Bonanno, Julián Vilar, Víctor Malagrino y Mariano Torre, bajo la dirección de Sergio D’Angelo. Su lugar era el de los teatros chicos del circuito independiente hasta que sus versiones de Raquel (Los auténticos decadentes) y Boys don’t cry (The cure) los catapultó a otro lugar, uno intermedio, hasta el boom de los Pells y la exposición mediática del líder, cantante y actor.Hay dos palabras en el párrafo anterior que son fundamentales para entender el concepto que maneja este grupo: “actores” y “dirección”. “No parodiamos, deformamos versiones, transformamos, hacemos tergi-versiones”, dijeron en una entrevista a Clarín. Corrijamos pues: aquí no hay parodia sino actores haciendo de músicos, que a la vez interpretan casi todos los géneros musicales. Lo que sobresale, a través de la dirección, es el trabajo sobre el escenario. Lo que el espectador que ve Ambulancia presencia, entonces, es la reconstrucción de un show musical y todo lo que se espera de él.“Sonido pret a porter” es el nombre del espectáculo, es decir un sonido listo para usar. El trabajo de Ambulancia sobre el escenario se asemeja al del orfebre: por su repertorio pueden pasar Sandro, Doménico Modugno, Allanis Morissette, Eurythmics, The Cure o Julio Iglesias. No importa el origen, lo que importa es la labor de reinvención, ese extraño proceso en que el artista toma un pedazo de algo y lo convierte en un destello de genialidad para la posteridad. Las canciones, necesariamente populares y reconocibles, se suman al juego: por un lado pertenecen a la memoria colectiva de los intérpretes y del público que los va a ver (no deja de ser un espectáculo generacional), pero además tienen la rara virtud de poder ser travestidas.


Glam
En el marco del travestismo podemos entender también al “pret a porter” del título por el lado de la moda, del diseño, de la confección y el zurcido de canciones: glam preferentemente, con brillos, y plumas, y mucho maquillaje. Y ese doble juego es lo que aporta Amigorena al subirse al escenario con una pollera tubo, un saco entallado y una blusa con volados blancos. No hay capricho ni pose posmoderna en eso, sino una extensión del concepto. Ambulancia tira miles de referencias por segundo, una de esas es el juego con la identidad: ¿qué es acaso esa chacarera cantada en inglés? ¿Cómo se bifurca hasta lo jazzeado, God save the Queen de los Sex Pistols? ¿Qué vincula a Julio Iglesias con el hip hop?Esto de la confección habilita también otro factor indispensable del show: la espontaneidad. Desde lo musical, Ambulancia suena bien, prolija, sin grandes virtuosismos instrumentales aunque sí con interesantes trabajos en los arreglos, en la puesta a punto de cada tema; desde lo teatral, es una maquinaria precisa que se vale de cada gesto, de cada intérprete ejecutando precisamente su puesto. Y esto es funcional a la idea de actores puestos a creerse que son músicos. No se trata sólo de actores haciendo música (ejemplos de eso hay a patadas), sino de actores jugando un rol: así Amigorena es el típico líder algo arrogante, Santa Ana la habitual corista un poco fogosa y Torre el baterista que en algún instante necesitará pasar al primer plano escénico.En este contexto, el registro que mejor le cae al grupo es el humorístico, y una de las bases es precisamente la espontaneidad. Pero hay también un juego con las expectativas del espectador: como se ha dicho, la sátira no está puesta en lo musical, sino en la forma en que el espectáculo se va desenvolviendo. Esto despista y sorprende, en el buen sentido. Sólo así, con una manipulación del tiempo que tiene más que ver con el actor que con el músico (el músico precisa el aplauso inmediato porque el ritmo lo lleva la música, mientras que el actor es la herramienta principal en el teatro), se observan algunos instantes que son pura creación, tanto escénica como musical.Uno de esos momentos, tal vez el más logrado, se da con un hecho “fortuito” y funciona sólo si lo explicamos: el teclado de Víctor Malagrino se traba en medio de un tema y queda sonando una repetición machacona, una base rítmica ideal para un tema electrónico. A esto, para “salir del paso”, Muriel Santa Ana le agrega un corito repetitivo y Amigorena, unas voces que recuerdan a Carlos Menem o Fernando De la Rúa y algunas de sus frases célebres. Este instante funciona en varios niveles: por un lado, como perfecta demostración de humor físico; luego, como comedia con comentario político; y finalmente, quien haya escuchado el Gotan Project, apreciará la resolución final del gag. Esto no es sólo un chiste, sino la unificación de una serie de ideas actuando de manera orgánica y construyendo humor y musicalidad, por partes iguales, a la vista de todos.


El as
Claro que Ambulancia tiene un as bajo la manga, y eso significa actualmente tener a Mike Amigorena. El tipo sube al escenario, respira, se contonea, y la gente aplaude. Le aplaude todo. Pero atención, por esta vez los dioses del rating parecen haber alumbrado el éxito sobre un personaje con talento. Amigorena no es ningún improvisado: artista integral, de esos que los norteamericanos nos enrostran muy a menudo. Y algo mucho más interesante para nuestra alicaída comedia nacional: el tipo parece expresarse únicamente a partir de las herramientas que le da el humor.Pero hay algo más que interesante en el actor: no parece preocupado por el peso que significa haber hecho el mayor éxito televisivo del año. Al contrario, lo aprovecha y lo usufructúa en beneficio de una experiencia más independiente como Ambulancia. Ese juego entre lo que uno piensa y lo que él da a entender, es lo que hace más sólido a este trabajo. Cuando pensamos que es teatro, vemos un recital; cuando pensamos que es una banda, no se trata más que de una puesta en escena y una ficción. Lo realmente original en este país, y más en el arte que se consume en este país, es ser totalmente imprevisible.


Fuente: noticiasyprotagonistas.com

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