Foto: Ignacio Arnedo Sólo unos pasos separan la casa de su amigo Mex Urtizberea –quien lo invitó a quedarse una semana– de la playa. No bien pone los pies en los médanos, Mike Amigorena (38) le pide prestada la tabla a un chico para probar suerte con el sandboard. Se desliza una vez y otra más. “Basta, me da miedo hacerme mal a las rodillas, pero es inevitable probar, es el niño interior que me pide”, dice el ex protagonista de Los exitosos Pells. Mike pasa unos días de vacaciones antes de volver a Buenos Aires para ponerse a pleno con los ensayos de Hamlet, la obra que estrenará en junio en el Teatro Alvear, junto a Esmeralda Mitre y Luisa Kuliok. Además, seguirá con su banda, Ambulancia, y a mediados de año arrancará con Amores tontos, el nuevo unitario producido por Adrián Suar con Rodrigo de la Serna, Gloria Carrá y Valeria Bertucelli, que marcará su regreso fuerte a la televisión.
–¿Cómo te llevás con los parates que puede tener tu profesión?
–Bien, porque voy a hacer que algo aparezca. Las cosas no aparecen porque sí. Si tuviera que levantar el teléfono porque hay un proyecto en el que me gustaría estar, lo haría sin problema. Lo hice toda mi vida, la única diferencia ahora es que no me preguntan: “¿Y vos, quién sos?”. [Risas.]
–¿Cuál es la pregunta que más te molesta que te hagan?
–Cuando entran en el terreno de si soy o no extravagante, de mi look, por qué me pinto las uñas de los pies. Es algo muy extraño, porque te aseguro que soy la antítesis de lo que se ve. Para mí, la vestimenta tiene que ver con la libertad.
–¿No te considerás un provocador?
–¿Vos creés que yo me pongo una pollera o me pinto las uñas para que pase algo o hablen de mí? ¡Para nada! No voy a la casa de mi tía en Mendoza con pollera porque sé que no da. Entiendo que haya curiosidad sobre si soy o me hago, pero no le presto atención. Si dicen que soy homosexual o raro, está bien. Será que es la imagen que les doy a algunos, ¿no?
–Hace un rato hablabas de tu niño interior, ¿a qué te referías concretamente?
–A que necesito desafíos constantes. Si no tengo un desafío, me aburro a los diez minutos.
–¿Es posible vivir de desafío en desafío?
–Uno se lo tiene que poner como estímulo de vida, pero no con la obsesión de ir todo el tiempo detrás de eso, porque si no, aparece la inconformidad. Viajé de Mendoza a Buenos Aires para estudiar teatro y vivir de eso y en un punto, ya estoy hecho. El sueño de querer ser alguien ya es enorme. Haber sido fiel a mi convicción, mostrar quién soy y dejar algo en la gente. Tener un campo acá o viajar allá, eso es pura decoración.
–¿Sos cuidadoso con el dinero?
–Soy bastante ordenado y disciplinado con mis cuentas. Me quedé sin un mango en algún momento de mi vida, pero ya no me pasa más. Ahora estoy feliz con mi nuevo refugio. Faltan algunas cositas, pero ya estoy instaladísimo.
–Mike, solés hablar, moverte y transitar con una tranquilidad envidiable… ¿cuándo se desatan tus demonios?
–¡Todo el tiempo tengo que domesticar mi ansiedad! Soy cabrón y bastante quejón… Pero es muy difícil verme en un ataque de ira, salvo que se me falte el respeto.
–¿Sos un hombre difícil para el amor?
–Del amor prefiero no hablar, porque no sé nada. No sé qué se hace, ni por dónde es, creo que simplemente hay que vivirlo y ver qué te pasa con esa experiencia, que nunca es igual a la anterior… Sabrás qué cosas tenés que manejar, cuáles no te tienen que detonar, es un aprendizaje constante.
–Tu relación con Carla se dio a conocer por una declaración de amor que le hiciste por televisión, y ahora te toca afrontar la separación. ¿Cómo vivís la mediatización del amor?
–Aquella declaración fue un impulso verdadero que sentí y dejé salir. Ahora prefiero hablar de distanciamiento más que de separación. Hay amor… Pero ¿cómo seguirá todo?, ¿quién lo sabe?.
Fuente: http://www.hola.com.ar/actualidad/item/215-mike-amigorena-prefiero-hablar-de-distanciamiento-más-que-de-separación
