El talentoso artista mendocino presenta en la provincia su nuevo espectáculo, La noche antes de los bosques. Previo al estreno y antes de actuar por primera vez en la Sala Mayor dialogó con El Sol.
NATALIA MANTINEO espectaculos@elsoldiario.com.ar
El miércoles, uno de los artistas mendocinos más prolíficos llega a su tierra natal para presentar su nuevo espectáculo titulado La noche antes de los bosques. La cita es el miércoles a las 21.30 en las instalaciones del teatro Independencia (Chile y Espejo). La obra marca el ingreso de Koltés al canon del teatro universal. Luego de una profunda investigación en las posibilidades de las estructuras monologales, La noche antes de los bosques se constituye en un monodiálogo: un diálogo en el que sólo se registran las intervenciones de un interlocutor, hay otro que escucha, avala o discrepa, pero está silenciado. La poética se concentra en el decir de un solo personaje que evoca, desde la suya, otras voces. La articulación de la obra es rítmica, musical y parece estar regida por una gramática del habla, de la conversación y del balbuceo y, a la vez, responde a una matriz musical. La música de la respiración, de los titubeos del alma.
AMIGORENA, EN PRIMERA PERSONA. Previo a su arribo a las tablas locales el artista exclusivo de Elevediez habló con El Sol sobre esta, su primera presentación en el escenario del Independencia, entre otros temas.
Llegás a Mendoza, tu tierra natal, para presentar La noche antes de los bosques, una obra que ha recibido muy buenas críticas ¿qué se siente actuar por primera vez en el Independencia?
Siento mucho orgullo de actuar por primera vez en Mendoza y, nada menos que en el teatro Independencia, un lugar deseado por muchos artistas y anhelado por mí de toda la vida. Es una obra muy reveladora la que presento, tanto artística como internamente. Es una obra que está diseñada para no sólo captar al espectador, sino para hacerlo crecer y reflexionar.
Estar en el Independencia te debe generar muchas presiones y desafíos, ¿cómo te preparás?
La verdad es que estoy muy ansioso por subir a las tablas de ese mítico lugar. Tengo ganas de actuar ya y de sentir esa magia que todos los artistas describen cada vez que suben a la escena de la Sala Mayor.
Realizar un monodiálogo que requiere que el público piense y se comprometa con la obra ¿es fácil de lograr en los tiempos actuales?
Con concentración y disciplina se puede lograr. Realmente, La noche antes de los bosques es una obra muy compleja no sólo en su letra, sino en su interpretación,y no queda otra que concentrarse, ser disciplinado y seguir el hilo conductor de la pieza. Lo importante es que el público se abra a la obra y se deje llevar por el texto.
¿Interpretar una obra reflexiva lejos de los parámetros pasatistas es uno de los condimentos que te atrapó a la hora de aceptar la propuesta?
Absolutamente. Desde el momento en que Alejandra Ciurlanti, la directora, me convocó, empecé a investigar sobre la misma y empecé a darle mis propios toques actorales y allí encontré una riqueza que el espectador sentirá desde el principio al final de la apuesta.
Alguna vez, cuando decidiste iniciarte en la actuación, imaginaste llegar a este punto de tu carrera, en convertirte en un artista versátil reconocido por la gente y tus pares?
Sí, en algún momento, uno sueña con llegar a lo máximo. No sabía cuánto tiempo me iba a demandar llegar a la cima, pero, con esfuerzo y sacrificio, todo se logra. Claro que no fue nada fácil. Uno tiene que postergar muchas cosas y, en mi caso personal, tuve que dejar mi provincia, mi familia, mis afectos,pero ellos siempre están, es cuestión de acomodar los tiempos.
Este año volvés a la TV con Lo que el tiempo nos dejó ¿qué significa actuar con Antonio Gasalla y Cecilia Roth?
La propuesta de Sebastián Ortega me encantó. Es un modo de mantener viva nuestra memoria. Trabajar con genios como esos es magnífico, es el sueño de todo artista. Esperemos que a la gente le guste, porque es un producto muy bueno.
¿Venís con Carla a Mendoza?
No, esta vez, ella se queda en Buenos Aires por cuestiones laborales. Pero estamos muy bien junto.
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