
domingo, 08 de agosto de 2010
En una tarde de nubes, Mike Amigorena esconde sus rayos lásers detrás de unos lentes de inmensas proporciones. Igual, es imposible disimular su flash. Le brota cuando habla, gesticula o camina. Y deja poco lugar a las dudas: "Esta obra es un crack verdadero", consiente, "me ha transformado por completo".
Un antes y un después, entonces, para el múltiple actor que esta vez se hace cargo de la hermosura del último maldito francés. Es decir, de "La noche antes de los bosques", la obra iniciática de Bernard- Marie Koltès, y ese guión sin aliento, ultracargado de lirismo, existencialismo y esquizofrenia.
Acróbata verbal, Mike sabe que "La noche..." requiere de un actor capaz de transitar 'la crueldad' con rayos equis: la obra es uno de esos diagnósticos del alma que llevan directo a la lobotomía. "A veces me cansa la especie y me gustaría morirme por un ratito", dirá Koltés desde la voz de Mike.
"Lo cierto es que la gente que ya ha visto la puesta nos escribe mails y mails y mails", suelta el protagonista sin ironía. ¿Y qué te ponen?. "Que ahora se va a enfocar de otra manera, que va a echarse debajo de los árboles, que va a intentar destrabarse...increíble, ¿no?"
Y eso es el arte, bah.
La continuidad de los bosques
Un recuerdo que llega pateando la piedrita: la época en que Amigorena escuchaba New Order o Pet Shop Boys por las calles maipucinas. Y tarareaba en espanglish eso de "tengo que hacértelo saber/tengo que cambiar tu mente/nunca te dejaré ir". Así, en total vagabundaje, entre Los Enanos y Los Abuelos, sentía toda la Tierra rodar desde el puente del Acceso Sur.
Unos cuantos años después, vuelve a su provincia con esa certeza ("tengo que hacértelo saber..."). A pararse solo en medio del Independencia ("ese lugar que me vio nacer"), como un perfecto maldito.
- ¿Cómo creés que va a reaccionar el público mendocino?
- No quiero prejuzgar. Mendoza tiene sus estructuras y sus quiebres. Pero hay algo que tiene que quedar claro: ésta no es una obra pasatista. No vas al teatro tipo 'a ver qué está haciendo este loco'.
- ¿A Mike -la persona- qué le pasa internamente cuando vuelve?
- Y...es como cambiarse el switch, ¿viste? Ahí nomás empezás a sentir que nunca te fuiste, que estás intacto y te salta a full la tonadita y te subís a las costumbres mendocinas, la siesta, el vinito, la familia. Por otra parte: llegar con esta obra al Independencia para mí es algo inmenso.
Flasback #1: Mike Amigorena es un chico híper inquieto e histriónico al que le cuesta encajar en el sistema escolar. Se deja crecer las ansias, se inmiscuye en la escena y despega solo.
Mediante el taller de Santiago Doria entra a la formación teatral. A mediados de los '90 reinicia estudios con Alfredo Zemma en la escuela de la Asociación Argentina de Actores. Pasa por el clown, el bufón y la máscara neutra con Cristina Moreira. Y en el '98 debuta en la obra "Despertar de primavera", de Frank Wedekind, hasta su magnífica interpretación en "El niño argentino".
A la par, comenzó a edificar un perfil: una belleza digna del modernismo, payasesco pero nunca naïf, solitario hipersocial, seductor no panfletario, músico ambulante.
- ¿De dónde sacaste el look de Ambulancia?
- Fue idea de una institutriz- sonríe.
Claro que ahora canta en el Teatro Velma de Palermo Hollywood, con una formación rockera interesante. Pero antes de todo esto, en la previa del muchacho que amanece en la gran ciudad, estuvo durante un tiempo alquilando en la fisura y encendió su conciencia con sus demonios, como el personaje de Koltés.
Mike tiene tácticas para desmarcarse de los que se convierten en árbitros de lo que hay que hacer o no. Por si es necesario, explica que tampoco se desmarca del todo de la "mendocinidad".
- A pesar de que te corrés del perfil intelectual has escrito columnas para Estilo. ¿Te llevaste
bien con tu rol de escritor?
- Ah sí, me encantó. Me hizo ejercitar una especie de diario íntimo.
- ¿Cómo te ves en 10 años?
- ¡Qué sé yo! No me pienso en proyección. Que la vida me sorprenda- y enseguida se ríe de la cursilería-. Mirá: yo ya hice mi estrategia, ya está. Todo lo que viene de aquí en más es un regalito.
Flashback #2. El protagonismo de “Los Exitosos Pells”, incluyendo su Martín Fierro a Mejor Actor de Comedia, las anteriores incursiones en la TV y el teatro, más la participación en el film “Tetro” de Francis Ford Coppola, le vienen en paquete: anudado con un talento intuitivo y una actitud kamikaze. “Me banco el desafío, sí”.
Pero con Koltès fue amor: “Al principio, cuando leí el guión, no entendí nada, pero nada.
Después la obra me fue fagocitando, ella a mí, porque es bella, es tremenda. Ahí nomás, me empecé a ver a mí mismo en lo que leía, todo eso que estaba escrito era ‘yo’. Un francés me estaba traduciendo, así que terminé enamorándome".
Ese encantamiento, en rigor, explica mucho sobre su actual perplejidad y su relajo. “‘La noche...’ me confirmó muchas cosas, sobre las prioridades, las necesidades, esto de ser hu-ma-no".
Ojo: aquí no hay euforia new age ni discurso autoayuda. “No digas nada hermano, no te muevas, yo te miro, yo te amo, hermano, hermano...”, recita Mike a Koltès.
Sinopsis: un hombre, un extranjero atormentado del que nada sabemos, ni el nombre, ve a otro hombre en la calle y en medio de la noche, empapado por la lluvia, trata de conseguir que lo acompañe, que se quede con él. Punto.
Con dirección de Alejandra Ciurlanti -quien puso también en escena “Los padres terribles” de Jean Cocteau y “Casa de muñecas” de Ibsen en el San Martín, además de dirigir programas como “Los machos” y “El tiempo no para”-, encontró al actor indicado para ponerle el cuerpo y la voz a ese extranjero.
El intérprete: ¿miente? ¿inventa? ¿delira? ¿habla con el objetivo de mantener la comunicación con el otro? Sin duda quiere mantener abierto el canal del diálogo, un puente. Quiere conseguir ese vínculo tan deseado para no sentirse solo, temblando en la soledad”.
¿Cómo describir a Koltès? Digamos que el autor somatiza de manera perfecta a Shakespeare, Dostoievsky y Salinger.
Con “La Noche...” Bernard- Marie salió del clóset: fue la primera pieza de la cual autorizó su representación, la prueba de fuego de una estilística obsesionada por soliloquios y monólogos saturados de valor poético, que desembocaría "En la soledad de los campos de algodón" (1985), su obra más célebre y, de algún modo, continuación de “La noche antes de los bosques”.
En el principio de la humanidad no éramos vos y yo, éramos yo y yo, hasta que alguien metió la cola y nos separó. Y dejamos de ser hermanos. “Nunca, nadie, sabrá quién amó a quién”, dirá Koltès con lucidez letal.
Ahora es un actor, Mike, quien puede seguir surcando los caminos del desdoblamiento, abstrayéndose de porvenires. De hecho, es el rasgo que identifica su historia: desde que partió de este suelo a la fecha, el tipo mutó, cayó, se levantó y siguió. “Me permito fracasar, no le tengo miedo a los altibajos”, respira.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2010/8/8/mike-amigorena-extranjero-ciudad-507126.asp
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